¿Qué es el IPC y por qué te conviene prestarle atención?
El IPC (Índice de Precios al Consumidor) es el indicador que mide la variación de precios de una canasta de bienes y servicios. Esa canasta incluye desde alimentos, transporte y servicios públicos, hasta rubros como salud, educación y entretenimiento.
Cuando se habla de ese porcentaje de inflación que mencionamos anteriormente, lo que se está diciendo es que, en promedio, esa canasta aumentó respecto al mes anterior. Pero ojo: esto es un promedio. Y como todo promedio, puede esconder muchas realidades distintas.
Por ejemplo, en mayo, según el INDEC, los rubros que más aumentaron fueron Comunicación (por subas en telefonía e internet), Restaurantes y Hoteles, y Vivienda, agua, electricidad y gas (por ajustes de tarifas). Alimentos y bebidas, si bien moderaron la escalada, siguen teniendo un peso fuerte en el gasto de cualquier hogar. Especialmente en aquellos que destinan gran parte de su ingreso a cubrir necesidades básicas (Fuente: Índice de precios al consumidor, Abril 2025).
Entonces sí: el dato oficial es importante. Pero no siempre refleja lo que vos sentís cuando vas al súper o cuando llega la factura de gas.
¿Por qué a veces la inflación oficial no se parece a la que vos vivís?
Porque no todos consumimos lo mismo. Si tu mayor gasto está en comida y transporte, el impacto de la inflación puede ser distinto al de alguien que gasta más en salidas, educación privada o salud.
La percepción inflacionaria depende de la canasta personal de cada uno, y ahí es donde muchas veces aparece esa sensación de que “los números no cierran”.
Además, aunque el índice general baje, los precios siguen subiendo. Simplemente, lo hacen más despacio. En un contexto de inflación baja, el desafío no es tan urgente como antes, pero sigue estando: la plata sigue perdiendo valor con el tiempo.
Y eso nos lleva a la otra gran pregunta que atraviesa esta historia.
La inflación baja, pero… ¿y los salarios qué onda?
La recuperación del poder adquisitivo es uno de los puntos más tensos del panorama económico actual. Aunque la inflación baje, si los salarios no suben o lo hacen por debajo del aumento de precios, el resultado es el mismo: nos alcanza para menos.
Acá es donde entra en juego un concepto clave: el salario real. Es decir, no cuánto ganás en pesos, sino cuánto podés comprar con eso. Si tu sueldo aumentó un 5%, pero la inflación fue del 7%, en realidad perdiste poder de compra. Si la inflación fue del 1,5%, pero tu sueldo está congelado desde marzo, también.
En los últimos meses, muchas paritarias —esas negociaciones entre sindicatos y empleadores para ajustar los sueldos— han intentado achicar esa brecha, pero el rezago es grande y el terreno para recuperar lo perdido todavía se ve empinado.
Por eso, para la mayoría de las personas, la pregunta no es si bajó la inflación. La pregunta real es: ¿me alcanza para lo mismo que el mes pasado?
Y la posta es que en muchos casos, no.
Además, un desglose de la canasta muestra un desacople entre rubros regulados y el resto de los gastos: los servicios como luz, agua y gas subieron cerca del 2,5% en un solo mes, mientras que, por ejemplo, la carne aumentó alrededor del 1%. Esto significa que una parte de tus gastos no optativos creció más rápido, estrechando aún más tu capacidad de compra, salvo que optes por reducir el consumo de servicios (como apagar la estufa y abrigarte en casa).
¿Y ahora qué?
Entonces, ¿qué hacemos con todo esto? El dato del IPC de julio —que se publicará el 13 de agosto— va a servir para confirmar si esta tendencia de inflación baja se mantiene. Pero más allá del número puntual, lo que realmente importa es cómo se traduce eso en la vida cotidiana. Porque aunque la inflación baje, si la plata no alcanza igual, el problema sigue estando.
Por eso, todavía es clave tomar decisiones informadas, mirar los gastos con más atención y seguir encontrándole la vuelta a cada situación.
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👉 Si todavía no tenés claro cómo arrancar, te dejamos esta nota que te puede servir: ¿Cómo armar un presupuesto realista?
La inflación aflojó, sí, pero no desapareció. Y hasta que eso pase, te seguimos acompañando para que tu plata rinda más, con ingenio y sin dejar de disfrutar.
¿Querés más ideas para cuidar tu bolsillo? En esta otra nota te dejamos 7 consejos para manejar mejor tu plata. Pero eso, si te copa, lo charlamos en otro post. 😉