¿Por qué nos cuesta tanto soltar la plata?
Decidir qué hacer con la plata no siempre es fácil. Aunque sepamos que “guardarla en pesos” sin invertirla no rinde, hay algo que nos frena. Ese algo tiene nombre: se llama sesgo de aversión a la pérdida, y nos pasa a muchas personas, incluso sin darnos cuenta.
Este sesgo es un fenómeno estudiado por la economía del comportamiento. Básicamente, nos duele más perder $100 que lo que disfrutamos ganar $100.
O sea: la pérdida pesa más que la ganancia equivalente.
El miedo a perder puede costarte más caro
Ese miedo que parece protegerte, en realidad puede estar jugándote en contra. No se trata de tirarse a la pileta sin mirar, sino de entender los riesgos reales y animarse a mover la plata con estrategia. Acá van algunos ejemplos:
Guardar la plata en pesos… ¿es realmente “no arriesgar”?
Muchísimas personas prefieren dejar sus ahorros en una caja de ahorro común o debajo del colchón, con la idea de “no arriesgarse”.
Pero en un país con inflación constante, esa decisión también tiene consecuencias: mes a mes, tu plata pierde poder adquisitivo. O sea, vale menos. Y eso también es una pérdida, aunque no se note en el resumen bancario.
“No invertir por miedo” también es perder oportunidades
Tal vez te pasa que escuchaste hablar de fondos comunes de inversión, dólar MEP o la cuenta remunerada, pero pensaste “mejor no, no quiero perder”.
Ese freno también viene del sesgo de aversión a la pérdida. Lo paradójico es que, por no querer perder, te estás perdiendo de ganar. Y de ganarle (aunque sea un poco) a la inflación.
El costo invisible de postergar decisiones
El sesgo no solo afecta tus inversiones, también puede frenarte a la hora de tomar decisiones que implican gastar hoy para ganar mañana: hacer un curso, comprarte una herramienta para laburar mejor, contratar un servicio útil.
El miedo a equivocarse muchas veces te deja en pausa… y esa pausa, también se paga.
¿Y entonces qué hacemos con este sesgo?
Pensar a largo plazo. En el día a día puede parecer más seguro no mover la plata, pero si mirás con perspectiva muchas inversiones tienen buen rendimiento a mediano o largo plazo.
Por eso, pensar en objetivos a 6, 12 o 24 meses te ayuda a no tomar decisiones apresuradas.
Un consejo: anotá tus metas y revisalas cada tanto. Esto no solo te ordena, también te recuerda por qué estás invirtiendo.
Por otro lado, ¿te suena ese dicho de “no pongas todos los huevos en la misma canasta”? Bueno, también aplica a tus ahorros.
En Naranja X, por ejemplo, podés tener una parte en la cuenta remunerada, separar tus objetivos en frascos (con distintas fechas y tipos de rendimiento), o incluso comprar dólares desde la app (eligiendo la mejor cotización entre Dólar Mep y Dólar Oficial). Así no dependés de una sola opción y reducís el impacto de cualquier bajón.
Por último, te invitamos a calcular el costo de no hacer nada. Sí, así como lo lees.
A veces nos olvidamos de una verdad simple: no hacer nada también es una decisión. Y muchas veces, una costosa.
Si tenés $100.000 y los dejás quietos 6 meses con una inflación mensual del 6%, en ese plazo vas a perder más de $30.000 en poder de compra. En cambio, si esa misma plata la tenés en una cuenta que remunera, aunque sea un poquito, ya le estás ganando al no hacer nada.
¿Qué herramientas podés usar para vencer el miedo financiero?
Antes que nada, no hace falta ir con todo desde el primer día. Probá con una parte de tus ahorros, investigá, usá simuladores. En Naranja X tenés una calculadora para ver cómo rinde la cuenta remunerada. Así te sacás el miedo con datos y experiencia propia. La cuenta remunerada no te va a convertir en millo en un año, pero es una opción de bajo riesgo.
También podés hacerte preguntas que te devuelvan el control, como: ¿Estoy dejando de hacer algo solo por miedo? ¿Qué gano si doy este paso? ¿Qué pierdo si no hago nada?
Pensar en términos de oportunidades (y no solo de peligros) te ayuda a salir del freno mental.
Si considerás que este sesgo te resuena, no calles esa voz interior. Hablá con personas que también estén buscando cuidar su plata. A veces, compartir experiencias ayuda a desmitificar ideas.
Leé, informate, hacete preguntas. Esa es la mejor forma de salir del piloto automático financiero. En nuestro blog subimos notas que te ayudan a tomar decisiones con más confianza, como esta 👉 Coste de oportunidad: ¿cuánto nos cuestan nuestras decisiones?
La aversión a la pérdida es ese bicho que nos susurra: “mejor no toques nada”. Pero en nuestro contexto, eso que podría significar un aviso preventivo es más una forma de perder.
Si entendés cómo opera este sesgo y te animás a moverte, aunque sea con pasitos chiquitos, ya estás ganando. Tu plata también puede aprender a perderle el miedo al riesgo. ¡Estamos con vos para salir adelante!