Ejemplos comunes (y dolorosamente reales)
Nos pasa seguido: llega el aguinaldo y ¡chau!, se va todo en caprichitos. ¿Un regalo inesperado?
A la primera oferta online que vemos.
El problema es que clasificamos la plata mentalmente según su origen, y eso nos juega en contra.
La buena noticia es que podemos aprender a esquivar este truco cerebral para sacarle más jugo a cada peso.
Algunos ejemplos típicos son:
✅ El aguinaldo o un bono: ¿Viste cuando decís “esta platita es para disfrutar”? Bueno, esa idea hace que la gastemos más rápido y sin pensar tanto. Tu aguinaldo no es “plata de arriba”, ¡es parte de tu sueldo!
✅ Regalos en efectivo: Cumpleaños, Navidad, lo que sea. Esa plata casi nunca va a parar a los ahorros o a pagar una deuda. Generalmente, la usamos para darnos esos gustos que con nuestro sueldo nos daría culpa.
✅ Devoluciones de impuestos: Llega como caída del cielo y la gastamos como si quemara en el bolsillo.
Estos gastos innecesarios, que a veces llamamos “gustitos”, se pueden transformar en compras más inteligentes. Con Plan Z de la tarjeta de crédito Naranja X, por ejemplo, podés hacer esas compras en cuotas cero interés.
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💸 ¿Por qué nos perjudica este comportamiento?
El problema principal es que la plata no tiene etiquetas. Un peso es un peso, no importa si viene de tu sueldo, de un premio o de la abuela. Pero nuestra mente nos engaña y nos hace creer que cierta plata “vale menos” o está destinada a gastos impulsivos.
Imaginate este escenario: te encontrás $50.000 en un abrigo que no usabas hace mil. ¿Qué hacés?
La mayoría elige la opción B, aunque la A sea financieramente más inteligente. Ese es el sesgo de contabilidad mental en acción.
🔄 Cómo evitar los errores del sesgo de contabilidad mental
La clave está en cambiar el chip y tratar toda tu plata como un solo equipo que trabaja para vos. No importa de dónde venga, lo importante es qué hacés con ella.
📌 Unificá tu presupuesto. Toda la plata que entra, sea sueldo, un regalo o un bono, va a la misma bolsa. Así tenés una visión completa y tomás mejores decisiones.
📌 Definí porcentajes fijos. Asigná un porcentaje a tus ahorros e inversiones, sin importar de dónde venga el dinero. Si recibís un ingreso extra, respetá esa regla y destiná una parte a tu futuro financiero antes de gastarlo.
📌 Probá la regla 50/30/20. Es un clásico que no falla para organizar tus finanzas: 50% para gastos necesarios (alquiler, servicios, comida), 30% para gastos personales (salidas, gustos, viajes) y 20% para ahorro e inversión.
📌 Hacete la pregunta clave. Antes de gastar una plata inesperada, frená un segundo y pensá: “¿Cuál es la mejor forma de usar esto para estar mejor mañana?”. A veces, la respuesta no es la más divertida, pero sí la más inteligente.
La clave está en cambiar la mentalidad y tratar todo tu dinero como un activo que debe usarse estratégicamente. No importa de dónde venga, lo importante es qué hacés con él.
¿Querés que toda tu plata trabaje para vos, sin importar de dónde venga? Abrí tu cuenta en la app de Naranja X y empezá a tomar el control.